Restos, flujos, magma.
Flujos de restos olvidados, pátinas de sueños y mares de magma aún hirvientes.
Pisamos sobre siglos de huellas y costumbres antiguas, que están debajo de nosotros, tan lejos y tan cerca, respirando los mismos sueños de antaño.
Crecemos sobre capas de legados, proyecciones e ilusiones pasadas, en las que nos basamos para generar las nuevas.
Flujos y corrientes que se secan y nos rozan, aturden y enfadan.
Así, seguimos dejando a los siguientes nuevos residuos, desechos y restos.
Pátina en formas de plástico, de humanos y animales desfavorecidos, prendas, guerras o historias olvidadas.
Lava que nos quema pero que tapamos con nuestras propias heridas.
Intentando huir mediante metas infinitas e imposibles.
La música electrónica navega sobre estos restos, redescubriéndolos, haciéndonos ver de ellos cosas que no esperábamos.
Innovar es reinterpretar, revivir, resucitar lo que está oculto, enterrado.
La ausencia de etiquetas, prejuicios y rencores que nos aporta la música, nos hace ser más libres, conscientes, críticos.
Nos ayuda a soñar con que avanzar no es siempre crear cosas nuevas, si no ser más conscientes de lo que somos y tenemos alrededor.
Generando un legado sin desechos, restos, ni olvidados en ese mar de plástico y magma.